"El único camino para evolucionar
es el camino del amor"

Cambio climático y nivel de consciencia por el Dr. Tomás Álvaro Naranjo

Publicado por: Tomás Álvaro Naranjo 30 mayo, 2022   EFE:Verde

 

El informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente 2020 resulta una fuente de información sólida y fiable para establecer las bases de la necesaria y urgente respuesta de gobiernos, instituciones y ciudadanía de todo el planeta ante un reto planetario como nunca antes el ser humano había enfrentado.

 

Desde 1950 la población mundial se ha triplicado, hasta alcanzar más de 7.500 millones de personas. El asentamiento urbano en las ciudades se ha cuadriplicado, hasta los 4000 millones de personas. La producción económica se ha multiplicado por 12.

El uso de fertilizantes y el uso de energía primaria se ha multiplicado por 5. A través de la inercia actual, nos dirigimos a la presencia de unos 10.000 millones de habitantes humanos sobre el planeta para el año 2050, con la consiguiente duplicación de recursos, demanda de agua, alimentos y energía.

Un daño generalizado a los ecosistemas muestra más de un 75% del medio ambiente terrestre y 40% del medio ambiente marino gravemente alterados en la actualidad. La pérdida de biodiversidad y la presencia nunca antes vista en la historia moderna de una gran cantidad de especies amenazadas nos conducen, según los expertos, hacia la sexta extinción masiva de biodiversidad en el planeta Tierra.

Los datos muestran crudamente como los cambios en el sistema climático mundial observados en los últimos 50 años no tienen precedentes en siglos ni en milenios.

El ser humano asiste, entre atónito y resignado, al colapso de los ecosistemas, la transformación del Ártico, la regresión de los arrecifes de coral y la deforestación de la Amazonia, junto a un incremento exponencial de la enfermedad crónica ligada al estilo de vida occidental, enfermedad neurodegenerativa, enfermedad autoinmune, cáncer, zoonosis y otras.

Las trayectorias actuales son fundamentalmente insostenibles y se encuentran vinculadas a los actuales sistemas de producción y consumo.

Impacto del estilo de vida en la salud global

 

Una transición hacia la sostenibilidad ha de incluir y gestionar la interdependencia de los objetivos de salud, sociales, económicos, políticos y medioambientales. Un desarrollo sostenible solo puede resultar eficaz si cuenta con el compromiso de los estamentos político, social e individual, guiados por la innovación, el conocimiento y la sensibilidad hacia la naturaleza, la preservación y el cuidado de cualquier tipo de forma de vida.

Solo un suficiente nivel de consciencia, de solidaridad y de humanidad pueden guiarnos de manera efectiva en este momento de la historia de la Humanidad.

La ciencia y el conocimiento derivado de diferentes disciplinas -economía, ingeniería, sociología, política, psicología, medicina y otras- deberían permitir un enfoque integral que permitiera encarar con garantías los actuales problemas de la deforestación, agricultura y ganadería intensivas, contaminación del aire, del agua y de la tierra, manejo adecuado de sustancias químicas, etc.

Entre los muchos elementos a considerar, el comportamiento humano es uno de los factores más relevantes en la emergencia climática mundial. El 10% más rico del planeta es responsable del 50% de las emisiones de CO2, mientras que más del 50% de la población emite menos del 10%.

Las pautas de consumo y el uso de la energía muestran un impacto no conocido hasta la fecha. El estilo de vida del ser humano está determinando una crisis climática sin precedentes y el curso evolutivo de este planeta.

Realmente tenemos la necesidad urgente del nacimiento de un nuevo ser humano, que ha de crecer en sabiduría y consciencia si no quiere ser víctima de su propio aguijón tecnológico.

El factor humano en la salud del planeta

 

La necesidad de un ser humano capaz de empatizar consigo mismo, cuidadoso y protector de su medioambiente, la vida animal en el planeta, sus relaciones humanas y sobre todo consigo mismo, es insoslayable.

El desarrollo de programas y acciones a nivel individual, comunitario y social para la prevención y lucha contra el cambio climático es inaplazable.

A pesar del reconocido impacto del comportamiento humano en estos cambios, hasta la fecha buena parte de la población sigue sin involucrarse de manera activa en acciones proambientales, ya sea por desconocimiento, por apatía o por impotencia ante unos poderes económicos y unos gobiernos sujetos a intereses particulares.

La ciencia pone su parte ante este reto colosal de demanda creciente de alimentos y energía en un planeta con unos recursos limitados, sobreexplotados y frecuentemente mal utilizados.

Pero junto a los datos técnicos resulta primordial identificar los procesos que influyen en la visión de la población sobre el cambio climático, con sus implicaciones sociales, políticas y económicas.

El escepticismo climático consiste en un negacionismo que no tiene sentido combatir con más información, cifras y datos. Los psicólogos han estudiado las variables que influyen en el sistema de creencias que utiliza el ser humano sobre el cambio climático.

El posicionamiento de la mayoría de las personas no depende tanto de haber sufrido en su propio hogar, en su familia o en su persona las consecuencias de la crisis climática o la pandemia de turno, así como tampoco de disponer del conocimiento de las evidencias científicas.

En cambio, los estudios muestran como relevantes en el posicionamiento personal y el tipo de comportamiento la ideología política, socioeconómica, el funcionamiento de los mercados y, sobre todo, los valores culturales personales.

Por tanto, si se pretende hacer llegar un mensaje de sensibilización por parte de investigadores e instituciones comprometidas, más allá del trabajo con entidades oficiales, monopolios, grandes multinacionales y gobiernos, es imprescindible impulsar un cambio a nivel individual y social, de abajo a arriba.

Para ello es necesario enmarcar el mensaje dentro de los valores y creencias de la persona.

Y es preciso, asimismo, identificar las motivaciones de individuos y grupos pequeños, promover conductas proambientales a nivel local, de efectos visibles y directos, como una forma de mejorar y preservar el estilo de vida, recurriendo si es necesario, al orgullo de pertenencia, de cultura o de país, o bien apelando al propio interés personal, la preservación de los recursos naturales, la evitación de catástrofes naturales, el cuidado de la salud y el desarrollo de la economía con impacto a nivel individual y local.

Cambio climático y nivel de consciencia no son dos, sino una sola cosa.

 

El crecimiento poblacional ordenado, las pautas de consumo e impacto ambiental sostenibles, el modelo de salud ampliado a la naturaleza y a los animales, o la transformación social coherente con una persona comprometida consigo misma y con el entorno, solo pueden nacer del convencimiento y la implicación personal, fruto de la coherencia individual, social y del curso de la evolución de una Humanidad en busca de su propio camino evolutivo de desarrollo y de consciencia.

 

(*) Tomás Álvaro Naranjo es médico, psicólogo, investigador y  director OSMI (Observatorio de Salud y Medicina Integrativa).

 

Creadores de Opinión Verde #CDO es un blog colectivo coordinado por Arturo Larena, director de Medio Ambiente y Ciencia en EFEnoticias y  EFEverde

 

 

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