"El único camino para evolucionar
es el camino del amor"

10 procesos cerebrales que ocurren mientras duermes

Tomás Álvaro – Médico y psicólogo

 

Sueño reparador

 

La inteligencia del cerebro se pone en marcha durante la noche para controlar los procesos más delicados que garantizan la salud y el bienestar físico y mental.

 

Creemos que durante el sueño descansamos y nos regeneramos. Es cierto, pero esta idea nos hace suponer que el cerebro se embarca en una serie de procesos pasivos o mecánicos menos importantes que todo lo que lleva a cabo durante el día: procesar la información que recibe de los sentidos, razonar, proyectar, tomar decisiones y realizar multitud de tareas.

LO ESENCIAL PASA POR LA NOCHE

 

Sin embargo, la ciencia nos dice que el cerebro hace el trabajo más difícil por la noche. Es con los ojos cerrados cuando el cerebro construye las tramas mentales y físicas más complejas.

1. MÁS ACTIVIDAD FISIOLÓGICA

El cerebro no se apaga por la noche. Al contrario, hay momentos en que se ilumina con una actividad frenética. Cuando un cerebro sano pasa de la vigilia al sueño, se observan una serie de cambios en la dinámica neuronal, que pueden registrarse a través del electroencefalograma, y sobre cuya base se clasifican las fases del sueño.

En una de estas fases, la del sueño paradójico (REM), experimentamos uno de los momentos de mayor activación fisiológica. Aparece un trazado electroencefalográfico rápido, similar a cuando estamos en vigilia, con un predominio de la actividad nerviosa simpática e incremento de la función cardíaca, la presión arterial y el flujo sanguíneo cerebral.

Este aumento de la actividad fisiológica va acompañado de la parálisis de los músculos esqueléticos (si no fuera así, el cuerpo respondería a las imágenes oníricas y se movería descontroladamente). Es en la fase de ondas lentas que la actividad fisiológica se reduce y se favorece la regeneración y el almacenamiento de energía.

2. ALEJAMOS LAS ENFERMEDADES

Cuando atravesamos un proceso infeccioso tenemos más sueño para favorecer la recuperación. Pero no hace falta estar enfermo para que la medicina del sueño se ponga en marcha.

También es preventiva y si no dormimos lo suficiente aumenta el riesgo de cáncer de próstata en los hombres y de mama en las mujeres.

Según Matthew Walker, neurocientífico en la Universidad de California, dormir rutinariamente menos de 6 o 7 horas multiplica por dos el riesgo de desarrollar un cáncer.

3. EL METABOLISMO SE AJUSTA

Durante el sueño se producen muchos ajustes en el complejo funcionamiento del organismo necesarios para prevenir el desarrollo de enfermedades. Por ejemplo, se reduce la inflamación, que es el primer estadio de muchas enfermedades.

Al dormir disminuyen los niveles en sangre de marcadores biológicos de inflamación, como la proteína C-reactiva, el factor de necrosis alfa y otras citoquinas. Con ello se reduce el riesgo de sufrir enfermedad cardíaca, diabetes y artrosis.

También se ajusta el metabolismo energético. El sueño actúa favorablemente sobre la secreción de hormonas relacionadas con el hambre y los niveles de insulina, lo que previene los desequilibrios en los niveles de glucosa, y con ello la obesidad y la diabetes.

4. LA VIDA ADQUIERE SU ORDEN

El sueño nos ordena. La actividad cerebral eléctrica caótica que es típica del estado de vigilia se transforma en un patrón de ondas más lentas y sincronizadas durante el sueño.

Gracias a este trabajo podemos recordar los acontecimientos del día anterior en el orden que sucedieron y nuestra vida no se convierte en un galimatías. Esta operación tiene lugar en la fase más profunda del sueño.

5. APRENDEMOS DE LAS EXPERIENCIAS

El sueño no solo nos ordena, sino que hace posible que aprendamos de las experiencias. El cerebro dormido selecciona lo que vale la pena recordar y lo que no, algo más trascendental que cualquier cosa que podamos hacer conscientemente durante el día.

Los recuerdos se consolidan, de manera que recordar una contraseña, una palabra nueva en otro idioma o una habilidad de coordinación entre ojo y mano depende de que todo haya ido bien durante el sueño.

Hace unos años algunas personas creían que escuchar grabaciones en otro idioma durante la noche podía ayudar a aprenderlo. Esto no se ha demostrado, pero investigaciones recientes han descubierto que sí es posible reforzar el aprendizaje durante el sueño.

Cuando estudies, hazlo percibiendo a la vez un aroma determinado o escuchando una música. Luego, reproduce esa música (en volumen apenas audible) o ese olor mientras duermes.

Según los estudios del profesor Andrew A. Paller, de la Universidad Northwestern, estos estímulos evocan y fijan los recuerdos asociados durante la fase del sueño de ondas lentas. Pero, para aprender, sobre todo es importante que no te falten horas de sueño.

6. DIGERIMOS LAS EMOCIONES

El proceso de consolidación es especialmente importante en relación con las emociones. La tendencia natural del cerebro es recordar e incluso mejorar las experiencias que nos resultan valiosas. Lo que no es importante lo olvidamos, los conflictos y las tensiones del día se atenúan. Prueba de la importancia de este proceso es que si nos privamos de sueño perdemos enseguida la estabilidad emocional y los retos del día a día se convierten en castillos inexpugnables.

7. SOMOS MÁS CREATIVOS

Muchos artistas atribuyen a los sueños su habilidad creativa. Y tienen razón. Para el cerebro, durante el sueño, especialmente durante la fase REM, no existen los límites de la lógica: realiza todas las asociaciones que no nos permitimos durante el día. Esto es como un entrenamiento para el pensamiento fluido, flexible, creativo o divergente que sirve para encontrar las mejores soluciones a los problemas.

Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Harvard y publicado en Cognitive Brain Research descubrió que las personas que se despiertan en fase REM consiguen un 32% de mejores resultados resolviendo anagramas(descubrir las distintas palabras que se pueden escribir con un conjunto de letras) que si se despiertan en fase no REM.

8. NOS LIMPIAMOS DE TOXINAS

Mientras dormimos, el líquido cefalorraquídeo, que baña el cerebro y la médula espinal, es bombeado con más velocidad.

Este líquido transparente actúa como jabón que arrastra productos de desecho cerebrales, detritos moleculares producidos por las neuronas y proteínas tóxicas que pueden conducir a la demencia con el tiempo. Así que nos despertamos con un cerebro como recién duchado.

9. LAS NEURONAS SE REFUERZAN

Durante el sueño tiene lugar la reparación y el crecimiento del cerebro porque aumenta la producción de mielina, que forma parte de la estructura de las neuronas.

Además, en la noche reina la glándula pineal. Si hemos preparado bien el sueño –evitando los estímulos de la luz y el estrés– esta glándula comenzará a producir melatonina, la hormona del sueño, un agente muy antioxidante, que protege las neuronas frente a los daños que puedan ocasionarles los radicales libres.

Es nuestra defensa natural frente a las enfermedades neurodegenerativas. Al recibir la luz de la mañana, la pineal cortará la producción y nos despertaremos llenos de claridad mental.

10. VEMOS LA VIDA CON MÁS HUMOR

Dos de los primeros síntomas de la falta de sueño son la irritabilidad y la depresión. Y una forma de tratar estas alteraciones es dormir algunas horas más.

Investigadores de la Universidad de Pennsylvania han demostrado que dormir 4,5 horas durante una semana produce enfados sin causa, tristeza y cansancio mental. En cambio, dormir bien nos pone de buen humor y nos hace sentir que podemos con todos los retos.

 

 

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