Tomás Álvaro Naranjo. Médico y psicólogo.
5.- Coherencia cardiaca
El latido cardíaco coherente marca el ritmo de funcionamiento de todos los procesos de la fisiología del organismo, como la respiración o la tensión arterial. El abrazo armónico entre corazón y cerebro genera ese estado de bienestar propicio a la maravilla del amar y ser amado, o simplemente sentirse bien. Es unir la energía de la tierra con la del cielo, y encontrarse en el medio en ese potente nudo de marinero, que se encarna en el músculo cardiaco y reparte energía, sonido, vibración y luz gratis para todo el organismo. Gratitud hasta el punto de darlo todo y no quedarse con nada. Gratuidad hasta vaciarse del todo en cada latido, tal vez al comprender que sin su entrega total sus días o sus horas estarían contadas. Es de esa entrega generosa precisamente de donde nace su máxima potencia, es la entrega en cada latido del momento presente, el único instante existente en el universo del tiempo.
Para desentrañar el proceso de la coherencia, si desarmamos la maquinaria comprobaremos como el tallo cerebral, nuestro cerebro reptil, asiento de automatismos e instintos, vibra de manera armónica en estado de coherencia con el cerebro emocional, nuestro sistema límbico o cerebro mamífero, que no pierde el compás del baile con el córtex cerebral o cerebro humano en dicha situación. Pero si profundizamos un poco más y seguimos desarmando el mecanismo veremos como el latido del tallo cerebral baila a su vez con la armonía que recibe de esa vibración electromagnética cinco mil veces más potente que la cerebral: el motor cardíaco, la fuerza electromagnética más potente del organismo.
El tipo de funcionamiento fisiológico que se asocia a la experiencia de emoción positiva se conoce como coherencia fisiológica. En ella se producen una serie de fenómenos relacionados, en que los diferentes subsistemas del cuerpo se sincronizan y resuenan de forma armónica básicamente a través de un aumento de sincronía entre las dos ramas del SNA, el simpático y el parasimpático. Este modo de funcionamiento se refleja en el corazón a través de la coherencia cardiaca, un patrón suave en forma de ondas que suben y bajan de manera armónica en el rango de baja frecuencia del espectro de VFC. Fisiológicamente esto se traduce en una serie de beneficios para el sistema que incluyen un aumento en el nivel de eficiencia energética del sistema, así como aumento de la estabilidad emocional y mejor función cognitiva.
Aunque la coherencia fisiológica es un estado natural que puede ocurrir de forma espontánea, asociada a estados emocionales positivos o durante el sueño, lo cierto es que es rara la observación de episodios espontáneos sostenidos. Diversos métodos respiratorios rítmicos pueden inducir coherencia, pero el mantenimiento de ritmos respiratorios profundos y estables más allá de un minuto es difícil para la mayoría de las personas. Sin embargo es posible conseguir periodos prolongados de coherencia induciendo activamente estados emocionales positivos, que consiguen de forma natural la emergencia de un estado de coherencia fisiológica. Al enfocar la atención sobre el corazón, o la zona del pecho y generar de forma intencional una emoción positiva, de agradecimiento o amor, entonces la VFC se hace más ordenada y coherente. Esto es especialmente interesante en la relación entre terapeuta y paciente y justifica la necesaria alineación que muchas técnicas de sanación prescriben a sus practicantes antes de tomar contacto con el paciente, preparando el camino a un intercambio de energía positivo que facilite la sanación. Al adoptar una actitud sincera de cuidado y de curación, de compasión y amor incondicional, el terapeuta incrementa el nivel de coherencia de su campo cardiaco que intenta transmitir a cada célula del cuerpo de su paciente.
La pérdida de equilibrio armónico y de la coherencia cardiaca se traduce ipso facto en la disociación del estado fisiológico entre corazón y cerebro, con caída de potencia energética, inestabilidad emocional y desequilibrio mental, al desplazar su efecto sobre el tronco cerebral y de ahí al sistema límbico y al córtex cerebral. Y el efecto continuará su camino a través de hormonas y neurotransmisores que regaran ahora al azar y a destiempo células y órganos, y el SNA producirá un funcionamiento caótico sobre lo que antes fue una ordenada orquesta de aprendizaje vital.
El ritmo cardiaco vehicula a nivel fisiológico eficiencia y armonía a los órganos del cuerpo, y a nivel psicológico una reducción del diálogo interno y percepción de estrés, un aumento en el control emocional y un aumento en la claridad mental, y discernimiento intuitivo. Es decir, la coherencia psicofisiológica facilita la función de la consciencia. Emociones positivas mantenidas producen coherencia psicofisiológica y sincronización entre el corazón y el cerebro, que se asocian a mayor estabilidad emocional y conexión espiritual. Y permite el insight para encontrar la solución al problema, una creatividad plena y fluida, armonía interna, y conectividad a otras personas y al universo entero desde los aspectos más elevados de uno mismo. Son esos momentos mágicos de claridad mental e intuición, sentimientos de amor, agradecimiento, compasión, tolerancia y perdón, los que4 frecuentemente se asocian a experiencias transpersonales y constituyen las claves de la espiritualidad y consciencia.
Vivir en coherencia quiere decir tener la capacidad de escoger lo bueno de cada momento, orientarse hacia lo bello que cada situación encierra y captar lo verdadero del mensaje que la vida nos está ofreciendo. Vivir en coherencia es tan fisiológico como el acto de caminar de manera armónica o de respirar de forma fluida. Vivir en coherencia quiere decir ser capaz de percibir el entorno, sentir su significado y encontrar la forma de responder al mensaje. En definitiva, la coherencia psicofisiologica es el correlato interno de la experiencia espiritual. Es la coordinación que consigue alinear el sentir con el pensar y el actuar. Es la integración que permite el estado de salud pleno en todas sus facetas. Es el equilibrio mente/corazón, que a la vez que sube el corazón a ala cabeza para conseguir un pensamiento amoroso, baja el cerebro al corazón para dotarlo de un amor inteligente.
6.- La memoria celular
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