Tomás Álvaro Naranjo. Médico y psicólogo.
3.- El sistema nervioso autónomo vegetativo
El organismo no es la suma de una multitud de procesos unitarios, sino una unidad global vibrando al unísono desde lo más periférico a lo más central y viceversa. Hace mucho tiempo que los investigadores descubrieron que el sistema nervioso central (SNC) regula el funcionamiento del corazón. Y ya Darwin reconoció al corazón y al cerebro como los dos órganos más importantes, así como su acción y reacción mutua a través del nervio pneumogástrico, también conocido como nervio vago. Luego vino el reconocimiento del sistema nervioso autónomo (SNA), conformado por dos fuerzas de significado opuesto, el simpático y el parasimpático, que actúan sore diferentes órganos. Y más tarde se reconocióla existencia de circuitos bidireccionales entre los órganos periféricos y las estructuras cerebrales, cerrando el círculo sobre el punto inicial.
Debemos contar algo del SNA para poder entender lo que viene después. Es el sistema que recoge la información de las vísceras y en princiio es involuntario, aunque ya veremos que esto es relativo. Sus principales centros de comando se encuentran sobre la médula espinal, el tallo cerebral y el hipotálamo, desde donde conduce las órdenes del SNC hasta los órganos periféricos. Entre sus funciones se cuenta el control de la frecuencia cardiaca y la fuerza de la contracción. De sus dos ramas, el sistema nervioso simpático (SNS), a través de la noradrenalina, está implicado en actividades que suponen un gasto energético, mientras que su contrapartida la constituye el sistema nervioso parasimpático (SNPS), a través de la acetilcolina, encargada de conservar energía. Ambos sistemas mantienen un fino equilibrio que permite los ajustes de la vida diaria, desde que nos levantamos de la cama por la mañana y nos baja la sangre a los pies, hasta la activación muscular, respiratoria y cardiaca que nospermiten alcanzar el autobús que se nos escapa.
Los ejercicios de respiración armonizan el SNA. Y la generación de emociones y pensamientos felices y agradables conducen al equilibrio entre SNS y SNPS, así como el entrenamiento con técnicas de relajación o meditación. Es precisamente este equilibrio el que facilitará una función cardiaca armónica. Pero además, y aquí viene lo bueno, las emociones primarias están relacionadas con la función autonómica, y la función del SNA está relacionada con el comportamiento. Es decir, que el SNA aporta el substrato neurofisiológico de los estados emocionales y afectivos.
4.- Variabilidad de la frecuencia cardiaca
Nuestro corazón no funciona como un reloj … afortunadamente! En el corazón sano el intervalo entre dos latidos cardiacos no dura siempre igual. Como en las notas musicales, es el silencio entre dos latidos del corazón el que marca el ritmo de su canción. Las diferencias entre sucesivos latidos producen los cambios de ritmo cardiovascular, que constituyen patrones de repetición la señal de identidad de cada corazón. La variabilidad de la frecuencia cardiaca (VFC) viene dada por el SNA, a través del SNS que actúa como acelerador de la frecuenca cardiaca y el SNPS (el vago) que actúa como freno. El parasimpático aumenta la duración entre intervalos, mientras que el simpátco acelera el corazón y por tanto disminuye dicha duración. La VFC es un indicador de salud y del estado de forma física, reflejando nuestra capacidad de adaptarnos eficazmente a los estímulos del entorno, además de constituir un predictor de primer orden del estado de salud y enfermendad, desde enfermedades cardiovasculares hasta metabólicas.
La irregularidad de la longitud de los ciclos cardíacos no solo refleja la habilidad del sistema cardiovascular para adaptarse a las diferentes situaciones cotidianas sino también cuanto la persona se ama a sí misma. Al respirar de forma lenta o agitada, ante un sobresalto o la impresión repentina causada por el miedo, todos ellos constituyen estímulos que nuestro hipotálamo recoge y envía a través de SNA hasta concretarse en nuestra VFC.Como el sistema es tierno y flexible, su capacidad de jugar, de subir y de bajar, es tal que la VFC es continuamente cambiante y flexible en cada momento de la vida. En especial la respiración, cuando se hace rítmica, comparte su vibración con el corazón, produciéndose un estrecho abrazo entre los dos. Esto es lo que ocurrre al impartir un tono rítmico a la respiración, como sucede en la relajación, la meditación o simplemente al recitar textos religiosos o mantras, en que el parasimpático ofrece su lento canto en la espiración y el simpático acelera la marcha en la inspiración. Existe mayor VFC en individuos más impulsivos y menor cuando se hacen trabajos de atención mental, como estabilización del latido cardiaco durante tareas que requieren demanda de atención. Pero con el envejecimiento, la inflamación o la enferemedad cardiovascular, la estructura se oxida y la VFC se va haciendo rígida y monótona, sin posibilidad de adaptación, hasta hacerse una caricatura seria y severa de lo que fue.
A través de la VFC es posible monitorizar los diferentes patrones rítmicos cardiacos. Estos se corresponden con los correlatos fisiológicos de los diferentes estados emocionales y mentales del individuo. La dinámica de la variabilidad cardiaca es particularmente sensible a los cambios de estado emocional, de manera que emociones negativas y positivas pueden ser reconocidas a través de su patrón particular de VFC, independientemente de la frecuencia cardiaca. Emociones negativas como ira, frustración o ansiedad se acompañanan de ritmos cardiacos desordenados que indican una escasa sincronización en el balance SNS/SNPS. Emociones positivas como agradecimeinto, amor o compasión se asocian a patrones coherentes altamente ordenados.
5.- Coherencia cardiaca
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